ENTRADAS Ballet de Camagüey en Madrid aquí
El Ballet Camagüey fue fundado en 1967. Desde 1997 es dirigido por Regina Balaguer, ex bailarina y Regisseur desde 1979, y actualmente Fernado Alonso ejerce como Asesor Artístico, compartiendo con la Compañía clases y ensayos. Fernando Alonso fue galardonado en 2008 con el Premio Benois de la Dance, considerado el Óscar de la danza, por toda su carrera artística.
Directora Asesor artístico: Regina Balaguer Fernando Alonso
Música: Adolphe Adam
Coreografía: Jules Perrot y Jean Coralli
Libreto: Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy
Diseñador: Otto Chaviano Escenografía: Raul Fong
Giselle Sinopsis
I acto:
En una pequeña aldea, iluminada por el sol y donde las personas están libres de toda maldad, una joven campesina llamada Giselle se alegra al sol radiante, al cielo azul y al dulce canto de los pájaros, y sobre todo por que su vida se ha iluminado por el amor. Ella se ha enamorado y cree que su amor es correspondido. Inútilmente el guardabosques Hilarión, enamorado de ella, la intenta convencer de que Albrecht no es un simple campesino, sino un noble que la engaña disfrazándose.
Hilarión se introduce en la casa que alquila Albrecht en la aldea, encontrando allí la espada nobiliaria de éste. Después de la caza los nobles y su séquito pasan por la aldea para tomar un pequeño descanso. Los campesinos los reciben atentamente.
Albrecht se sorprende por este encuentro, especialmente porque entre los nobles está su novia Bathilde. En este momento el furioso guardabosques les enseña la espada y descubre el engaño del conde Albrecht.
Giselle se conmociona al darse cuenta del cruel engaño de su amado. Se ha roto su mundo puro y claro, su fe, sus esperanzas y deseos. Desesperada, pierde la razón y muere.
II acto:
Por la noche entre las tumbas del cementerio, aparecen las willis, espectros de novias, muertas antes de sus bodas: “con sus vestidos y flores nupciales... inmensamente bellas, bailan las willis iluminadas por la tenue luz de la luna. Cada vez bailan con más pasión y rapidez, porque llega a su fin el tiempo del que disponen para bailar, y tienen que volver a sus tumbas, frías como el hielo...” (H. Heine).
Las willis se encuentran con el guardabosques, quien destrozado por el sufrimiento de su culpabilidad, ha llegado a la tumba de Giselle. Siguiendo las ordenes de la implacable Mirtha, las willis introducen a Hilarión en su corro mortal, hasta hacerle morir extenuado.
Albrecht tampoco puede olvidar a Giselle y, también, se dirige hacia su tumba. Las willis en seguida le rodean, pretendiendo depararle el mismo fatal destino que al guardabosques. Pero la aparición del espectro de Giselle le protege de la furia de las willis. El amor de Giselle le salva la vida.
Directora Asesor artístico: Regina Balaguer Fernando Alonso
Música: Adolphe Adam
Coreografía: Jules Perrot y Jean Coralli
Libreto: Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy
Diseñador: Otto Chaviano Escenografía: Raul Fong
Giselle Sinopsis
I acto:
En una pequeña aldea, iluminada por el sol y donde las personas están libres de toda maldad, una joven campesina llamada Giselle se alegra al sol radiante, al cielo azul y al dulce canto de los pájaros, y sobre todo por que su vida se ha iluminado por el amor. Ella se ha enamorado y cree que su amor es correspondido. Inútilmente el guardabosques Hilarión, enamorado de ella, la intenta convencer de que Albrecht no es un simple campesino, sino un noble que la engaña disfrazándose.
Hilarión se introduce en la casa que alquila Albrecht en la aldea, encontrando allí la espada nobiliaria de éste. Después de la caza los nobles y su séquito pasan por la aldea para tomar un pequeño descanso. Los campesinos los reciben atentamente.
Albrecht se sorprende por este encuentro, especialmente porque entre los nobles está su novia Bathilde. En este momento el furioso guardabosques les enseña la espada y descubre el engaño del conde Albrecht.
Giselle se conmociona al darse cuenta del cruel engaño de su amado. Se ha roto su mundo puro y claro, su fe, sus esperanzas y deseos. Desesperada, pierde la razón y muere.
II acto:
Por la noche entre las tumbas del cementerio, aparecen las willis, espectros de novias, muertas antes de sus bodas: “con sus vestidos y flores nupciales... inmensamente bellas, bailan las willis iluminadas por la tenue luz de la luna. Cada vez bailan con más pasión y rapidez, porque llega a su fin el tiempo del que disponen para bailar, y tienen que volver a sus tumbas, frías como el hielo...” (H. Heine).
Las willis se encuentran con el guardabosques, quien destrozado por el sufrimiento de su culpabilidad, ha llegado a la tumba de Giselle. Siguiendo las ordenes de la implacable Mirtha, las willis introducen a Hilarión en su corro mortal, hasta hacerle morir extenuado.
Albrecht tampoco puede olvidar a Giselle y, también, se dirige hacia su tumba. Las willis en seguida le rodean, pretendiendo depararle el mismo fatal destino que al guardabosques. Pero la aparición del espectro de Giselle le protege de la furia de las willis. El amor de Giselle le salva la vida.
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